Hay un momento en la vida en la que hay que crecer. No es un proceso
fácil ni instantanéo. Es más bien lento, reflexivo y duro. A veces no
somos ni pensamos como el resto, porque tenemos ideas distintas y no nos
importan los 'modelos de vida' que se supone que la sociedad impone.
Algunos no quieren casarse, ni tener hijos, ni obtener cosas materiales
como la mayoría de la gente. Muchos tratamos de encontrar el lugar
perfecto para vivir como deseamos y ser felices. Cuando uno elige llevar
una vida distinta y ser 'libre' necesariamente tiene que crecer. Cuando
logras abrir la mente y logras mirar desde afuera, dejas de ser egoísta
y tomas las experiencias de otros como propias, comienzas a abrirte a
un mundo distinto. Te das cuenta que las cosas no necesariamente son
blancas o negras. Que existen mátices, que existen colores grises,
colores pasteles, colores rosas.
Pero la parte
más importante de crecer es convencerse de que todo lo que hacemos tiene
consecuencias. Y hay que hacerse cargo de ellas. Si te estás dando
cuenta de esto, te felicito, estás poniéndote viej@. Já. ¿A que me
refiero? Bueno, les voy a dar un ejemplo claro: Si estás convencid@ de
que no te gusta comprometerte, no creas lazos, y te gusta 'ser libre' ¡no
puedes sentirte solo!. ¡No puedes! Uno tiene que elegir lo que le hace
feliz, no lo que te pone triste. Y a veces hay que ceder. A veces vas cambiando de opinión pero no de convicción, por supuesto. Y eso es crecer.
Yo no soy la más madura, ni pretendo serlo. Pero siempre es bueno aterrizar y aprender de la vida. ¿Por qué? Porque no queda otra.
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