sábado, 14 de diciembre de 2013

Historia Navideña: Almas puras.


La noche buena del año 2009, Rafael, el rubio más sexy de la casa pasó un susto con las luces del arbolito de pascua. Es que las lucecitas que se prenden y se apagan eran tan atractivas para él. Se quedaba noches
enteras mirándolas, como si no existiera nada más en la vida, dándoles un significado inmenso y mostrándonos que no hay nada más importante que disfrutar de las cosas pequeñas y que no exiten almas más puras y hermosas que las de los niños y los gatos. Rafito tenía una hermana. Era una hermosa morenaza de ojos verdes llamada Miguel. Ella, acompañaba siempre a Rafa, era más tranquila, más reposada, más selectiva quizás. Pero siempre fue su compañera y disfrutaban mucho de la navidad. Aquella noche Rafael miraba las luces como en cada jornada, pero no se aguantó las ganas de perseguirlas y atraparlas. Subió por el tronco del árbol hacia la estrella y quedó atrapado por esos maravillosos destellos de colores. No pudo zafar de ellas. Miguel, al verlo tan desesperado corrió a pedir ayuda. Estábamos toda la familia: mi madre, mi padre, mi hermana y yo. Ninguno podía desenredarlo, se convirtió en un gatito de navidad, envuelto en la propia luminosidad de sus tan admiradas amigas. Al no poder recatarlo del feroz apretón de las ampolletas, mi padre tuvo que cortarlas y así salvar a nuestro amado rubio sexy. Esa misma noche, Miguel disfrutaba entre los papeles de los regalos que ibamos abriendo. Le gustaba esconderse entre ellos y pasar desapercibida.
Ambos fueron nuestros hijos y cada navidad junto a ellos fue hermosa. La mejor navidad está por venir junto a los que continuan con nosotros. Recordando y atesorando día a día, cada aventura y anécdotas de nuestros adorados gatitos.


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