El mejor regalo que puedo recibir en mi vida, son zapatillas. A mediados de los 80's, cuando era una pequeña niña, recibí mis primeras "North Star", esas que tan de moda estaban. Las típicas blancas con celeste, esas que usaban "Los Prisioneros" en sus inicios. Mi recuerdo mas latente, es estar probándome las "tillas" frente a la chimenea. Ahí comenzó el romance con mis inigualables compañeras de vida.
A veces me pongo a pensar en lo mal que las tratamos, cuando han estado ahí, contigo, aperrando en todas. En lo bueno y en lo malo, en el sol y en la lluvia, en lo más doloroso y en lo mas light de la vida. Y que es lo que haces tu? Cambiárlas. Porque están feas, roñosas e indecentes.
A veces me pongo a pensar en lo mal que las tratamos, cuando han estado ahí, contigo, aperrando en todas. En lo bueno y en lo malo, en el sol y en la lluvia, en lo más doloroso y en lo mas light de la vida. Y que es lo que haces tu? Cambiárlas. Porque están feas, roñosas e indecentes.
Las "tillas", te sostienen. Sostienen esa pesada carga que debemos llevar día a día. Por eso he tratado de unir lo "material" de una zapatilla, con lo sentimental. Para reflexionar sobre lo simple de la vida, de lo que tenemos y no valoramos, porque lo encontramos "poca cosa"o rídiculo.
Mis "tillas" son la compañía y comodidad que necesito. Mi más sincero homenaje. ¡Las amo!
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