Hoy soñé que tenía un hijo con mi amor platónico. Tener un bebé nunca ha sido una meta a alcanzar para mi. Probablemente me queda poco tiempo para decidir si quiero uno o no. Pero hoy algo cambió en ese pensamiento, siento que quizás he querido huir de las responsabilidades y mi repugnancia hacia el mundo ha hecho postergar y esconder en lo más recógnito de mi alma y mi pensamiento, la idea de ser mamá. Pienso que mi inexperiencia, a pesar de tener mucha edad, no me había permitido abrirme a esa posibilidad.
Esta mañana tuve un sueño extraño, donde me daba cuenta que estaba embarazada pero no viví el embarazo en si, sino que de pronto tenía al bebé y lo veía ahí, en su cuna. Tan pequeño e indefenso que me ha hecho llorar. Estaba vestido con un pilucho largo y un gorro blanco. Era tan lindo. La familia nos llevó regalos y me sorprendí con algunas visitas. De pronto aparece él, mi amor platónico. Ese hombre que cumple con todos los requisitos de hombre perfecto para mi. Lo ví más joven y recibí el abrazo de contención más grande que jamás un hombre me ha dado. Lo sentí tan real que me conmovió. Probablemente porque se que jamás se materializará. Amé la sensación de sentirme importante para ese hombre, como también esa sensación de saber que para ese bebé iba a ser su mamá, la persona más valorable que tenemos en la vida. No creo que olvide la frase que salió de sus labios "no soy de hablar mucho pero tu sabes lo que siento" dijo abrazándome fuerte, y yo aferrándome a él, como si estuviera subida en un árbol. Claro, como no arrimarme a ese árbol, ese roble, fuerte y adorable, ese que me roba el sueño. Hoy me he dado cuenta que quiero un bebé y que tengo que crecer más para darle lo que merece. Talvez la vida no me regale al hombre que quiero, pero por lo menos me ha abierto los ojos sobre lo que mi alma reprime. Ahora sé que quiero ser mamá, no hoy, pero algún día... algún día.
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