Me convencí de que no estoy hecha para amar. Que mi vida está condenada a vivir abandonada y que mi lecho de muerte será solitario. Mi cuerpo está condenado a no sentir, a no estremecerse... Solo espero que esa llamita de esperanza que se apagó, se encienda y pueda encontrar un lindo amor. Ese amor de ensueño que siempre pienso. Debo cambiar, debo darme más... debo permitirme sentir y que me sientan...
Necesito florecer, ponerme bonita y resplandecer. Necesito desplegar mis alas y volar lejos... Muy lejos!...
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