La tristeza se apodera de mi alma y es que extraño tus cabellos blancos y tu picardía a flor de piel. Esta mañana se cumplió un año desde que partiste con lo puesto y sin avisar. Hoy te recuerdo con mucho amor y respeto. Te agradezco, cada cosa que hiciste por nosotros. Por poner tu granito de arena, para que seamos como somos. Por tus valores y enseñanzas que a través de mi madre, hemos atesorado en nuestro ser. Juro por Dios y la Virgen, que jamás te olvidaré. Y a pesar de que siempre pensaste lo contrario, te amo. Los amo y sé que ahora están juntos los dos, y eso me da consuelo. Ahora tengo donde llegar, esperenme, que ya nos veremos... Choronga.
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